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jueves, 29 de mayo de 2014

FAMAS, INC.

-Está faltando electricidad en la ciudad- dijo un fama.
-Sí, es verdad,-responde el otro fama,- el otro día vino un esperanza y nos llamó la atención por no trabajar adecuadamente.
En eso, llega un esperanza.
-Ya pueden irse a sus casas, mañana les espera un muy largo día de trabajo.

Los famas, extrañados, se fueron a sus casas a descansar, no sabiendo lo que iba a pasar el  próximo día.

Los famas llegaron el próximo día determinados a trabajar. Famas, Inc. estaba lleno de puras famas y esperanzas caminando rápidamente por los pasillos. todo el mundo estaba en sus cosas y ya se sabía que iba a ser un día ocupado. 

Cada fama tenía una ocupación. Algunos famas reparaban los dispositivos electrónicos, otras famas estaban en el cuarto de operaciones, otras se encargaban de mantener el sistema funcionando, y por último, estaban las famas que se entrenaban para asustar a los cronopios y poder, con ese acontecimiento,tener electricidad para toda la ciudad de famas y esperanzas. las esperanzas por otro lado, eran los temerarios jefes de Famas, Inc. también conocida como la mayor fuente de electricidad en el mundo.

Ese día, los famas asustado salieron del cuarto de entrenamiento decididos de hacer historia. los famas asistentes, quieres eran famas asustadoras en las primeras etapas de entrenamiento, ayudaban a las famas asustadoras profesional a hacer su trabajo. las máquinas asustadoras consistían de una base donde se pone la puerta que llevaría a los famas al cuarto de un cronopio, para asustarlos, y un transmisor que se alimenta de los gritos de los cronopios y los transforma en electricidad.

La verdad es que era suavemente fácil para un fama poder asustar a un tonto cronopio. Los famas asistentes insertaban una tarjeta de acceso que hacía que se proporcionara una puerta para cada base. las famas, sofisticadas y con gracias, abrían la puerta y entraban a un universo alterno, el cuarto de un indefenso cronopio.

La fama asustadora entra al mundo alterno de los cronopios con mucha energía. Camina sigilosamente; usaba el elemento de sorpresa como táctica para asustar a los pobres cronopios. Todo siempre está oscuro, era obligatorio asustar propia y únicamente en la noche cuando los cronopios estaban profundamente dormidos. La fama procede con su trabajo, pero de repente, cuando tira las sábanas a un lado, la fama se da cuenta de que el cronopio no está.

La fama se voltea y nota que dejó la puerta a Famas, Inc. abierta, el peor error que podría cometer. Buscando frenéticamente, la fama se da cuenta  de que el cronopio se escapó. Sale corriendo y cierra la puerta del cuarto. La fama asistente nota la ansiedad en la asustadora y pregunta:

-¿Qué paso, qué has hecho?
-Creo que el cronopio se salió, se me olvidó cerrar la puerta.
-¡Pero yo no vi nada!- afirmó el fama asistente.
-Se salió, y si alguien lo ve nos van a despedir, vamos a buscarlo.

Los famas compañeros emprendieron su búsqueda con mucha determinación. A ellos les encantaba su trabajo y no querían perderlo, ya que en la Ciudad era extremadamente difícil encontrar un buen oficio.

Buscaron por todas partes, en el cuarto de operaciones, en los pasillos, en el basurero, en los cuarteles de entrenamiento, afuera en el patio, en el comedor y en los baños. Para los famas, los cronopios eran criaturas tóxicas que no podían ser tocadas.

-    --¿Y qué pasa si un esperanza lo encuentra? Nos botan de la Ciudad si saben que fuimos nosotros. – dijo el fama asistente.

-        --  No te preocupes, vamos a encontrarlo antes de que alguien lo vea. Debe estar escondido en alguna parte, no puede estar merodeando por ahí.

Los famas continuaron su búsqueda decididos en que iban a encontrar al cronopio. Pasaron todo el día escabulléndose para que nadie notara que estaban buscando algo. Ya era el final del día y todavía no tenían éxito. Los trabajadores se estaban empezando a ir y los esperanzas estaban verificando que todo estuviera en su lugar.

Justo apenas de rendirse, los famas se dieron cuenta que había una puerta escondida al final del pasillo que llevaba a los casilleros. Se vieron entre sí y continuaron a abrirla; nunca habían estado allí. Era como un lugar que había sido construido para nunca ser descubierto; un lugar hecho para reuniones secretas de los esperanzas, tal vez. Entraron al cuarto secreto, para encontrarse con un fama, sentado en frente de un escritorio, y al cronopio, en el otro lado del escritorio, con una máquina en su boca similar a un bozal.

-      --   ¿Qué estás haciendo? – preguntó alarmada el fama asistente.

    -- Estoy tratando de que confiese por qué entró acá. Y quiero saber cómo es el mundo de los cronopios, pero quiere responderme. – afirmó el fama desconocido.
-    --Pero no le puedes torturar así, quítale eso de la cara y vamos a devolverlo antes de que un esperanza se dé cuenta. – propuso la fama asustadora.
-        --  ¡No la voy a devolver! Los cronopios son criaturas insignificantes, no merecen ser tratadas bien,- dijo el fama- además, para qué quieres devolverlo, ¿si nos puede decir cosas del mundo de los cronopios que no sabemos?

-          Porque si se dan cunta los esperanzas de que tenemos a un cronopio, ¡nos van a despedir!
 En eso, mientras que el fama desconocido y el fama asustador siguen discutiendo, el fama asistente se sumerge en la oscuridad del cuarto sin advertencia. Agarra un extintor y se escabulle por el piso para que los otros no lo vean. Sin previo aviso, le pega en la cabeza al fama desconocido con el extintor y el duro metal hace un impacto en su cráneo. Éste se tira en el piso, inconsciente, mientras que los famas compañeros agarran al cronopio y salen corriendo. 


Ya era de noche, todo el mundo se había ido y sería raro que hasta hubiera esperanzas merodeando por ahí a esas horas de la noche. Los compañeros corrían y corrían, sin ver atrás, con miedo de que alguien los viera. Llegaron al cuarto de operaciones donde el asistente buscó frénicamente la tarjeta de acceso al cuarto del cronopio, quien estaba escondido en la esquina, atemorizado de los famas.

-Bueno, ¡apúrate! No tenemos todo el día. – gritó el fama asustador.
-Pero es que no la encuentro, creo que la tiré al piso cuando empezamos a buscarlo.
Mientras continuaban buscando la tarjeta, escucharon un ruido que los paralizó.
-¿Buscan esto, amigos?- preguntó el fama desconocido que había estado torturando al cronopio, con la tarjeta de acceso en la mano.
- ¿Tú no estabas inconsciente? – los compañeros preguntaron, sorprendidos.
-Tengo una habilidad de despertarme rápido.- respondió.
El cronopio seguía en la esquina, hasta que trató de correr hacia la salida, pero falló, siendo agarrado por el cruel fama. El fama asustador suspiró y corrió hacia el desconocido, tirándolo al piso y agarrando la tarjeta de su mano.
-¡Corre, cronopio!- gritó el asustador, -Toma esto!- le tiró la tarjeta al asistente, quien la agarró y corrió hacia la puerta, esperando que el lento cronopio llegara a tempo mientras que el fama asustador sostenía al desconocido en el piso. Se oían gritos, golpes, y una puerta abriéndose.
El asistente prácticamente tiró al cronopio en el piso de su cuarto, despidiéndose rápidamente y pidiendo disculpas por la molestia. El cronopio, todavía agitado saluda a los famas y cierra la puerta. El asustador se levanta y deja que el fama desconocido se pare.
-¿Por qué hicieron eso, acaso están locos?- gritó- Hubiéramos podido saber tantas cosas…

Los dos famas se vieron entre sí y suspiraron. Todavía el insoportable fama seguía gritándoles sobre el error que habían cometido en devolver al cronopio. Caminaron hacia la salida, dejando al malvado hablando consigo mismo. 


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